Estilo zen: equilibrio y tranquilidad en el hogar.

La decoración zen crea ambientes poco recargados que invitan a la tranquilidad y el equilibrio en la vivienda.

El estilo zen proviene de la cultura oriental, donde se apuesta por decoraciones ligeras que fomenten la armonía y la tranquilidad en el hogar. La utilización de colores suaves, la presencia de pocos pero cuidados elementos decorativos y las formas sencillas de sus muebles son algunas de sus principales señas de identidad.

Estilo zen: equilibrio y tranquilidad en el hogar.

El estilo de decoración zen tiene su origen en la cultura oriental y se basa en la filosofía y enseñanzas de Buda. Esta corriente decorativa busca crear ambientes plagados de armonía que ayuden a encontrar la paz interior a través del equilibrio de distintos los elementos que componen la vivienda.

La decoración zen huye de las ornamentaciones excesivas tan propias del estilo barroco. Para ello emplea pocos muebles y objetos en cada habitación, apuesta por materiales naturales (madera, bambú, piedra, mimbre, papel, etc.) y potencia los aromas en el hogar con inciensos y velas aromáticas para lograr espacios sugestivos y sosegados, en los que colores como el blanco, el negro, el gris y toda la gama de ocres juegan un papel muy importante, transmitiendo paz y serenidad a cada estancia.

Los muebles suelen ser de baja altura y presentan formas rectas y sencillas, huyendo de los sinuosos diseños propios de estilo barroco, lo que les permite encajar fácilmente en cualquier ambiente e invitan a crear espacios amplios y ordenados.

Los artículos de decoración son escasos y cuidadosamente elegidos. Suele tratarse de objetos que aportan glamur y distinción al ambiente, como modernos jarrones de cristal o elegantes bolas decorativas. Elementos de aspecto sobrio y muy ligeros visualmente.

La decoración zen opta por una iluminación muy suave y agradable, característica que se consigue escondiendo o disimulando los focos principales de luz detrás de paneles que la atenúen o difuminen con estilo para fomentar la meditación y el descanso en el hogar. Del mismo modo, la luz natural se aprovecha de forma indirecta, vistiendo las ventanas con cortinas de lino o algodón que filtren la luz sin llegar a impedir su paso.

Las paredes son lisas y de colores neutros. Pueden estar desnudas o puntualmente decoradas con algún cuadro de contenido no muy llamativo y rematado con un fino marco, preferiblemente de color blanco o negro.

Si quieres llevar el estilo zen un poco más allá, puedes ayudarte de recursos decorativos típicos de la cultura oriental, como usar esteras o tatamis debajo de los muebles, lo que contribuirá a aumentar la sensación de calidez y confort del ambiente, colocar cojines en el suelo o emplear pantallas shoji o biombos para separar habitaciones o distintas zonas dentro de una misma estancia.

El estilo zen es, en definitiva, sinónimo de equilibrio, relax y paz en el hogar. ¿Te animas a probarlo?