Cada Año Nuevo, como si de una tradición milenaria se tratara, es habitual fijarse una serie de nuevos propósitos: apuntarnos al gimnasio, llamar a esa persona que tenemos abandonada, hacer el viaje de nuestra vida, etc. Pero... ¿qué hay de la casa? No hay que olvidar que la casa es nuestro refugio, por lo que de ella depende en gran medida nuestro estado de ánimo. Precisamente en ello se fundamenta el Oosouji (que traducido significa literalmente 'gran limpieza'), una tradición milenaria japonesa que defiende que, para empezar el nuevo año con buen pie, es necesario llevar a cabo una limpieza exhaustiva del hogar, deshaciéndonos no solo de la suciedad como tal, sino también de todo aquello que nos sobra: objetos, trastos, documentos y el resto de cargas físicas y emocionales.
Por tanto, no se trata de una limpieza normal y corriente. La 'gran limpieza' implica poner la casa al día en todos los sentidos. Y para ello conviene tener en cuenta una serie de consejos:
- Tómatelo con calma: las prisas nunca han sido buenas consejeras. Para llevar a cabo esta tarea necesitarás varias horas, por lo que resérvate un día entero para ello. Y qué mejor que ese domingo o festivo que tienes libre en el calendario poco antes del 31 de diciembre.
- Piensa en lo que te va a hacer falta: ten en cuenta que para esta limpieza exhaustiva necesitarás utensilios y productos de limpieza, bolsas de basura grandes, cajas, etc. Piensa con un poco de adelanto para que, llegado el día D, no te falta de nada y tengas que aplazarlo para otro momento.
- Empieza por la mañana: por la mañana tenemos las pilas cargadas, más energía y la menta más lúcida. Además, empezando pronto es mucho más probable que dé tiempo a acabar la limpieza, que obviamente no conviene dejar a medias.
- De estancia en estancia: no vayas dando tumbos sin ton ni son. Empieza por la estancia que quieras y no pases a otra hasta que no acabes con ella.
- De arriba a abajo: tiene su lógica. Empieza a limpiar por la parte superior de una estancia: techo, paredes, muebles y, por último, el suelo, que habrá acumulado la suciedad de todos estos.
- Limpia a fondo: ya sabes que hay limpiezas y limpiezas. Está la limpieza más o menos habitual y la que se hace a fondo. Pues esta es de este último tipo. De la que implica mover muebles para aspirar y fregar por donde no sueles hacerlo.
- Pon al día los armarios y cajones: sí, es ahora o nunca. El día de esta limpieza es el mejor momento para vaciar y hacer un repaso a todos tus armarios y cajones, y quedarte solo con lo verdaderamente necesario.
- Arregla todas las cosas pendientes: es hora de cambiar las bombillas fundidas, limpiar las manchas en la tapicería, arreglar pequeños desperfectos, poner un fieltro a esa silla que cojea y, en definitiva, poner solución a todas esas tareas domésticas que vamos aplazando.
Sí, da mucha pereza ponerse, pero verás qué bien te sientes al acabar. Estas limpiezas exhaustivas de la casa tienen un gran poder liberador, además de ofrecernos la sensación de tener la casa al día y mucho más controlada. Y, sobre todo, ayudan a recibir el Año Nuevo mucho más limpios física y espiritualmente.