Consejos para el mantenimiento de los textiles en el hogar

El correcto cuidado del textil del hogar es fundamental para obtener de ellos el máximo partido funcional y decorativo.

La adecuada conservación y limpieza de las cortinas, fundas, mantas, toallas y del resto de complementos textiles que componen una vivienda nos ayudará a mantener intacta tanto su funcionalidad como su apariencia, manteniéndolos como el primer día durante mucho más tiempo.

Consejos para el mantenimiento de los textiles en el hogar

Dentro del hogar contamos con una gran cantidad de textiles que asumen un papel muy importante en la decoración de la casa, y que como casi cualquier complemento que se precie, exigen una serie de cuidados para lucir como es debido. Cortinas, sábanas, toallas, manteles, fundas del sofá... Todo ello implica un mantenimiento básico que nos ayudará a sacarles el máximo provecho y a alargar su vida útil.

Las cortinas suelen ser uno de los complementos que más quebraderos de cabeza producen. No olvides quitarles el polvo también a ellas cuando procedas a limpiar la casa, así como meterlas en la lavadora cada cierto tiempo. Dependiendo de su tamaño y material puedes hacerlo en tu propia casa o -si no quieres riesgos innecesarios- llevarlas mejor a la lavandería. Si lo haces en casa recuerda lavarlas con agua fría para que no encojan, así como escoger el centrifugado más suave que puedas para proteger sus materiales.

Los manteles son, por motivos obvios, los textiles que más manchamos. Procura aplicar sal fina lo antes posible en las manchas más rebeldes. Luego déjalos en remojo un rato con agua y jabón antes de proceder a su lavado. En el caso de los manteles más delicados, especialmente aquellos que tienen bordados, lávalos mejor a mano con un detergente especial (un champú para bebés también te ofrecerá sorprendentes resultados) y plánchalos del revés para no estropear sus relieves.

Las toallas son textiles de uso diario a los que conviene dar unos mimos especiales. Lávalas antes de usarlas por primera vez, tanto por razones de higiene como para que sequen bien. Del mismo modo, recuerda no usar en su lavado productos agresivos que puedan alterar su color. Mételas en la lavadora solas o con otras prendas de tonos parecidos y emplea la cantidad justa de suavizante, ya que de lo contrario podrías reducir su capacidad de absorción.

En cuanto a la ropa de cama, sacúdela de vez en cuando para limpiarle el polvo y mantener intacta su capacidad de aislamiento. Lava las sábanas de algodón en agua fría y plánchalas cuando aún estén húmedas para eliminar con más facilidad sus arrugas. Si planchar las sábanas te resulta una tarea demasiado pesada, prueba a doblarlas antes de meterlas en la secadora (si dispones de una en casa) y te ahorrarás buena parte del trabajo. En el caso de los edredones y nórdicos, evita usar el aspirador, y usa para su lavado un programa suave que no dañe sus plumas interiores.

La limpieza del sofá también tiene sus truquillos. Aspírale el polvo a fondo, quitando para ello si es necesario tanto los respaldos como los asientos y reposabrazos, ya que solo de esa forma conseguirás eliminar por completo las pelusas acumuladas en su interior. Presta por último mucha atención a las instrucciones de su etiqueta antes de meter las fundas en la lavadora y asegúrate de cerrar correctamente todas sus cremalleras para no estropear la tela.