El estilo de decoración shabby chic es otro ejemplo más de cómo lo antiguo y lo nuevo pueden mezclarse con maravillosos resultados. Se trata de un estilo basado en las antiguas casas campestres de Gran Bretaña de principios del siglo XX, donde sus humildes propietarios se veían muchas veces obligados a comprar muebles usados con el objetivo de emular el clásico y elegante estilo victoriano de las clases altas.
Tras muchos años en desuso, las decoraciones shabby chic han vuelto en la actualidad para embaucar a los más románticos, a aquellos que disfrutan combinando piezas de ayer y de hoy para lograr ambientaciones nostálgicas y acogedoras con un toque colonial. Por sus peculiares características, el shabby chic tiene especial éxito entre las mujeres, hasta el punto de haberse convertido en un estilo de referencia entre la moda urbana femenina del siglo XXI, no tanto en nuestro país como sí en Estados Unidos y en el norte de Europa.
El blanco como color de base, junto con el crema, el beige y los tonos pastel componen la principal paleta de colores del shabby chic, donde los motivos florales también asumen un papel fundamental. El púrpura, el azul, el rosado y el verde suelen dar forma a estos motivos a través de sus versiones más suaves, homenajeando a la naturaleza con elegancia y buen gusto en las paredes, cortinas, ropa de cama o incluso muchas veces en los estampados de los propios muebles. Asimismo, los encajes en cojines, manteles o almohadones suman distinción a los ambientes, rememorando el carácter artesanal tan característico de épocas pasadas.
La madera, como no podía ser de otra forma, es el material más empleado en este tipo de ambientes. Los efectos patinados, cuando no directamente decapados, son muy frecuentes en cualquier estancia, estando especialmente presentes en escritorios antiguos, aparadores y cómodas, a los que se busca dar un efecto envejecido o desgastado. El metal, la forja y el mimbre también se hacen notar en los cabeceros de cama o muebles auxiliares en general, dando lugar a una interesante y evocadora mezcla de materiales.
En cuanto a los accesorios, abundan las velas con o sin candelabros, así como los espejos con marcos victorianos y objetos decorativos propios de casas de antigüedades. Los cuadros con imágenes de animales, siguiendo con el sentido homenaje a la naturaleza, ponen la guinda a otro estilo clásico que se ha hecho un hueco en la decoración actual.